Por Lic. Erica Estefanía Inaudi, Especialista en Negocios Internacionales Universidad Siglo 21
La revolución tecnológica energética ha definido su rumbo hacia las energías renovables, tecnologías limpias y a la sustentabilidad económica. Dentro de este contexto aparece el litio, un mineral metálico blando utilizado para la producción de baterías almacenadoras de energía que son aprovechadas para la fabricación de vehículos eléctricos. Argentina es el cuarto productor mundial, se ubica en el tercer puesto de mayores reservas confirmadas y en el segundo de recursos confirmados. Además, es uno de los países miembro del llamado Triángulo de Litio que, conjuntamente con Chile y Bolivia, engloban el 61% de las reservas y el 59% de los recursos mundiales de litio, según el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS).
Las empresas extractivas nacionales e internacionales que dominan la producción primaria del sector trabajan en salares y en distritos pegmatíticos. La pegmatita es una roca ígnea que tiene el tamaño de un grano de arena de la cual se extrae el litio (entre otros elementos).
Catamarca, Salta y Jujuy son las principales provincias que poseen variados proyectos en salares, aunque solo dos de ellos están en etapa de producción y en proceso de expansión: Mina Fénix (Catamarca) y Salar de Olaroz (Jujuy). Los dos que están en etapa de construcción son Cauchari-Olaroz (Jujuy) y Centenario Ratones (Salta). El resto de los proyectos se encuentran en etapa de exploración avanzada, análisis económico preliminar, prefactibilidad y factibilidad.
La evolución de la producción argentina de litio muestra una tendencia creciente, aunque en los últimos años se vio afectada por restricciones externas que impactaron sobre el nivel de producción e inversiones.
San Luis, Córdoba, Catamarca y Salta disponen de proyectos pegmatíticos en etapas iniciales de exploración destinados a captar e interpretar la información de los cuerpos que eventualmente formen parte de un yacimiento. En esta fase se realizan trabajos tales como geofísica, análisis de laboratorio, muestreo geoquímico, entre otros. A este nivel de desarrollo, los datos o densidad del muestreo no son aún suficientes para una estimación de recursos.
El sector litífero posee una participación promedio del 8,1% en relación al total exportado entre el 2017 y el 2020, siendo China un importador sobresaliente de carbonato de litio tanto de nuestro país como de Chile. El mecanismo de ingreso al mercado externo empleado para la actividad litífera argentina es mediante la Inversión Extranjera Directa, la cual se ha llevado a cabo por medio de joint ventures o empresas subsidiarias.
En un entorno donde la globalización brinda oportunidades de crecimiento y desarrollo de negocios internacionales, es importante analizar el contexto en cual se encuentran insertas las empresas litíferas para identificar las oportunidades que brinda este mercado emergente. Para ello, una buena herramienta de carácter estratégico es el análisis PEST que consiste en identificar los aspectos políticos y legales (P), económicos (E), sociales y medioambientales (S) y tecnológicos (T) que limitan o potencian la internacionalización del sector.
Aplicado al caso argentino, dentro de los factores políticos y legales se individualizaron:
a) las normas que avalan la actividad, como la Constitución de la Nación Argentina (1994), el Código de Minería (1997), la Ley N° 24.196/93 de Inversiones Mineras y leyes ambientales;
b) el bajo nivel de negociación argentino debido a su sistema de concesiones;
c) las provincias carecen de una posición negociadora influyente;
d) Jujuy, la única que propone un sistema normativo industrialista;
e) el resto de las provincias enfocadas en la captación de inversiones.
Los factores económicos distinguidos fueron:
irregularidades en el ciclo económico,
retenciones,
tipos de cambio múltiples,
devaluaciones,
incremento de los derechos de exportación,
baja participación del sector minero en el PIB,
menor volumen de exportaciones en comparación con oro y plata,
y empleo minero reducido al ser una actividad capital intensiva.
Como desafíos ante los factores sociales y medioambientales surgen los reclamos de las comunidades en cuanto a salud, flora, fauna y paisajes. A nivel internacional, los países y el sector privado se movilizan en función de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El Banco Mundial (2019) ha planteado un enfoque de minería climáticamente inteligente.
Dentro de los factores tecnológicos, se destaca la baja participación del sistema científico en las actividades extractivas y de procesamiento. Actualmente, hay carencia de una política nacional con un plan estratégico integral.
A pesar de ello, existen:
iniciativas aguas arriba como
nuevas técnicas de extracción,
explotación sustentable de salares,
métodos no evaporíticos,
iniciativas aguas abajo como
proyectos productivos derivados del litio,
fabricación de baterías,
Moto Eléctrica Litio Catamarca,
baterías de respaldo industrial,
y el uso en el parque solar de Cauchari.
También se destaca:
la Universidad Nacional de Cuyo con una técnica de reciclado de baterías (95% de recuperación),
y la Universidad Nacional de Catamarca con el desarrollo de una moto eléctrica.
El gobierno argentino busca acrecentar inversiones, obtener mayores ingresos por regalías, impuestos y divisas por exportaciones. La existencia de reservas no garantiza su explotación.
En 2012, surge YPF Tecnología (Y-TEC). Su presidente, Roberto Salvarezza, ex ministro de Ciencia y Tecnología, ha detallado el desarrollo de plantas piloto para la industrialización del litio.
Entre ellas:
Jujuy: métodos no evaporíticos junto al CONICET en el CIDMEJU,
La Plata (Berisso): producción de litio hierro fosfato (LFP) para materiales del cátodo,
uso del coque para grafito,
electrolitos fabricados en Pilcaniyeu (Río Negro) junto a la CNEA, PyMEs y el CONICET.
En agosto de 2022 se prevé el inicio de producción en la planta preindustrial de 1200 m² en La Plata, con fabricación de celdas de baterías de litio, en conjunto con la UNLP y el CONICET.
Existen desafíos para la internacionalización del sector que podrían transformarse en oportunidades si se tratan con responsabilidad. Aprovechar un mundo globalizado, en plena transición tecnológica y energética, donde las empresas atraviesan fronteras en busca de negocios internacionales, tendría que ser el camino a optar para generar una mayor riqueza y bienestar en los países donde está disponible este recurso.