Por Federico Trebucq, Director de la Especialización en Negocios Internacionales
Desde finales del siglo pasado, con la consolidación de la integración funcional de actividades en las cadenas de valor y su expansión a través de la geografía mundial, el comercio mundial y los negocios internacionales en general, han ido transformando su organización y estrategia a medida que nuevas oportunidades de crear valor fueron surgiendo.
Inicialmente, los avances en telecomunicaciones y transporte, y un marco regulatorio favorable a la apertura y los flujos de capital permitieron que las empresas deslocalicen fases productivas en espacios más eficientes, ya sea por costos o por especialización. Esto favoreció también el protagonismo de los gobiernos locales y regionales y la creación de sistemas de innovación territorializados.
Actualmente estamos atravesando transformaciones estructurales que trascienden la pandemia y que reflejan el agotamiento de un modelo de globalización surgido con la Tercera Revolución Industrial, dando paso a un nuevo formato impulsado por las tecnologías disruptivas de la Cuarta Revolución Industrial.
Algunos síntomas de este cambio de era incluyen:
la desaceleración del comercio de bienes
el crecimiento del comercio de servicios
el traspaso de valor desde las manufacturas hacia las actividades intensivas en conocimiento
Llevar adelante negocios internacionales implica un pensamiento sistémico y el desarrollo de una actividad creativa para generar valor, que incluye:
comercio exterior tradicional
acceso a la información
vínculo con sistemas de innovación
descubrimiento de nuevas capacidades
Tres escenarios clave que deben analizarse en contextos de incertidumbre:
Tecnológico
Geográfico
Político
Las tecnologías 4.0 están transformando:
la producción,
la distribución,
el consumo
Algunas tecnologías destacadas:
inteligencia artificial, impresión 3D, Internet de las cosas, Big Data
Según el McKinsey Global Institute:
La IA podría eliminar 400 millones de empleos
Pero podría crear entre 550 y 890 millones mediante mejoras en infraestructura, energía, tecnología, etc.
La Cuarta Revolución Industrial integra dominios ciberfísicos, como:
biotecnología
agrotecnología
robotización en industrias tradicionales (automotriz, textil)
Esto modifica la competitividad global y las formas de generar riqueza y bienestar. Pensar los negocios desde una visión tradicional limita las oportunidades de éxito.
Dos aspectos:
Conectividad y mejora en infraestructura permiten operar globalmente desde cualquier territorio
Descentralización económica fortalece el rol de los gobiernos locales y regionales
Además, hay una tendencia hacia la regionalización:
nearshoring: reubicación regional de las cadenas de valor
Intereses de empresas estadounidenses por invertir en Latinoamérica (idioma, cultura, huso horario, inglés)
Ejemplo:
50% de las exportaciones de software de Argentina van a Estados Unidos, seguidas por Chile, Uruguay y México
Aunque la actividad se regionaliza, existen grandes oportunidades globales:
economía del conocimiento
plataformas de comercio electrónico
servicios B2B/B2C
Escenario político inestable debido a:
el agotamiento de la globalización 3.0
la crisis de representación democrática
el auge de liderazgos populistas y nacionalistas
Las instituciones globales no pueden regular al ritmo del cambio tecnológico, lo que genera:
incertidumbre
necesidad de cooperación internacional
Caso destacado: EE. UU. vs China
Disputa por liderazgo global
Carrera tecnológica (5G, nube, semiconductores)
Genera dependencia tecnológica de otros países
Esto afectará la gobernanza económica mundial en los próximos años.
No se espera estabilidad prolongada en las regulaciones. La tecnología y la economía evolucionan a un ritmo acelerado, lo que exige a las empresas adaptabilidad constante.