Secretaría de Investigación
El acceso y la participación en ciencia como cuestión de género
11 de febrero de 2021
El 11 de febrero se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Establecida por Naciones Unidas en 2016, la fecha visibiliza y reconoce el rol crítico que juegan las mujeres y las niñas en la ciencia y la tecnología.
En la actualidad, menos del 30% de los investigadores en todo el mundo son mujeres. Según datos de la UNESCO (entre 2014 y 2016), solo alrededor del 30% de todas las estudiantes escogen estudios superiores dentro del campo de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y matemáticas (STEM). Por otra parte, la matrícula de estudiantes femeninas es particularmente baja en el campo de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs, 3%); en ciencias naturales, matemáticas y estadísticas (5%); y en ingeniería, manufactura y construcción (8%).
El acceso y la participación plenos y en condiciones de igualdad en la ciencia, la tecnología y la innovación se tornan imprescindibles para lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de mujeres y niñas. Así lo concibe la ONU, que lo ha incorporado como condición para lograr un mundo pacífico y próspero en uno de los 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.
Brecha de género: calidad de vida y bienestar emocional durante la pandemia COVID-19
Erika Barzola, magíster en sociología y doctoranda en ciencias sociales, es investigadora en Siglo 21 y docente de las materias Métodos y Técnicas de Investigación Social y Relaciones Públicas Aplicadas.
¿Cuál fue tu rol en el informe que elaboró Siglo 21 sobre la brecha de género en el contexto de pandemia?
Durante 2020, junto a Laura Gaidulewicz, directora del Instituto de Género e Inclusión, fuimos voceras de los resultados de una medición desarrollada por el Observatorio de Tendencias Sociales y Empresariales. Esta tenía por objetivo medir la brecha de género en materia de calidad de vida y bienestar emocional durante la pandemia del COVID-19. Sus resultados demuestran que esta brecha se agudizó en todos los ámbitos de la vida cotidiana y que afecta en mayor proporción la salud y el bienestar emocional de las mujeres.
¿A qué se debe este incremento?
Puede interpretarse a la luz de la conflictividad que surge entre el trabajo remunerado y el trabajo no remunerado, es decir, todas las actividades de reproducción y cuidado que históricamente han sido atribuidas al género femenino. Los resultados de la medición del Observatorio se condicen con las observaciones realizadas por Naciones Unidas: advierten que los efectos de la pandemia del Covid-19 ponen en jaque los escasos logros alcanzados en materia de igualdad de género y derechos de las mujeres. Esto contribuye a agravar las desigualdades existentes para las mujeres y niñas a nivel mundial en todos los ámbitos de la existencia social: salud, economía, seguridad, protección social, etc.
¿Qué acciones se pueden tomar pare reducir esta brecha?
Más allá del área diciplinar en el que una se encuentre inmersa o los temas de investigación que aborde, la cuestión de género debe estar presente permanentemente y de forma transversal en toda la producción académica. Romper con las barreras y los estereotipos de género sin duda que va de la mano de la co-construcción de conocimiento y de la cooperación continua y permanente con nuestras colegas.
Esta medición nos viene a demostrar cómo la pandemia del COVID-19 agudizó el problema histórico-estructural de la brecha de género. Pero nos invita, sobre todo, a plantearnos el desafío de pensar (y pensarnos) en acciones cotidianas e involucrarnos en la construcción de políticas públicas. Todo ello contribuirá a mitigar y, finalmente, abolir esta brecha y desarrollar sociedades más igualitarias.
¿Qué te inspira?
El año pasado tuve la suerte de participar de Mujeres del Siglo 21, un espacio de intercambio entre mujeres de ciencia y emprendedurismo creado por nuestra Universidad. Durante una de las jornadas, tuvimos un encuentro del que participó nuestra rectora, María Belén Mendé; Raquel Krauchick, rectora de la Universidad Provincial de Córdoba; y Karen Hallberg, doctora en física por el Instituto Balseiro y doctora honoris causa por Siglo 21.
Me resultó muy llamativa la trayectoria relatada por la Dra. Hallberg. Contó, incluso, que en varias ocasiones le rechazaron artículos científicos de alta calidad en prestigiosas revistas internacionales por el simple y solo hecho de ser mujer. Debió entonces escribir con colegas hombres para que su producción científica fuese considerada y publicada en ese tipo de espacios académicos.
Como mujeres en general, y como mujeres de ciencia en particular, nos quedan muchos derechos por conquistar y muchas barreras por derribar. Sin duda, con el correr de los años, con el trabajo en redes y con el apoyo de las evidencias empíricas, iremos mejorando la situación día a día en pos de hacer de este mundo un lugar más igualitario.