Aplicaciones para “bajar de peso”: ¿sirven? ¿Son seguras?
26 de agosto de 2021
Por Dra. Natalia Cervilla, Directora de la Licenciatura en Nutrición
En los últimos tiempos ha crecido notablemente el uso de aplicaciones móviles de la categoría “salud y bienestar” de las tiendas de descarga. Entre ellas se encuentran las vinculadas a alimentación y nutrición, que se han convertido en “aliadas” de un número cada vez mayor de adeptos que buscan bajar de peso de manera rápida, en la mayoría de los casos, por cuestiones estéticas.
¿Te pasó que alguna vez quisiste bajar de peso y seguiste la dieta de una revista o la que hizo tu vecina o tu amigo? ¿O buscaste alguna dieta milagrosa en los portales de internet? Si tu respuesta es sí, posiblemente conozcas que, desde hace un tiempo, las revistas que conseguíamos en el kiosco han perdido protagonismo y que, aunque fueron reemplazadas por sus versiones digitales, actualmente son las aplicaciones móviles las que se masificaron y ganaron terreno.
Algunas apps incluyen el cálculo del valor energético diario que “debiera” consumir una persona, otras van un poco más allá y solicitan a sus seguidores que decidan cuántos kilos quieren perder y en qué lapso de tiempo desean hacerlo. A partir de ello plantean planes de alimentación restrictivos en kcal y posiblemente nutrientes esenciales, con riesgos sobre la salud en el corto o mediano plazo. Incluso, muchas de ellas no han sido creadas por profesionales expertos, con el riesgo adicional que esto significa sobre la salud de las personas. Hay otras un poco más simples que pueden arrojar datos sobre el peso ideal de una persona, es decir, aquel peso asociado a la talla, al sexo y a la contextura del individuo que implique menor riesgo de morbi-mortalidad o su índice de masa corporal, o su gasto metabólico basal, etc. ¡Pero ojo! Para consultar este tipo de información, debemos asegurarnos que hayan sido creadas por profesionales de la Nutrición o estén avaladas científicamente.
La principal desventaja de algunas apps es que no promueven cambios de hábitos en la alimentación, siendo estos los determinantes a largo plazo de la salud de las poblaciones. El solo descenso de peso por el cumplimiento de los mensajes de las apps no garantiza que este haya sido adecuado y que pueda conservarse en el tiempo, incluso puede representar un riesgo para la salud. Otro de los aspectos cuestionables es que, en algunos usuarios, según su personalidad, puede ser seriamente perjudicial, porque se “obsesionan” con el contaje de calorías, generando dependencia hacia este recurso y dejando la decisión de qué comer o no, en función exclusivamente de las calorías que aporta un alimento. Esta conducta no es saludable y afecta la calidad de vida de las personas.
Respecto a la utilidad de las aplicaciones móviles, no hay evidencia científica que demuestre las ventajas y eficacia de las mismas en la salud individual y colectiva. Pero si descargaste alguna, o tenés intenciones de hacerlo, lo mejor sería que consultes a un nutricionista que te acompañe en la decisión o te ayude a elegir qué aplicación sería útil en tu caso particular.
Las apps móviles de ninguna manera podrían reemplazar a los profesionales de la Nutrición, quienes adecuan cada plan alimentario a las características y particularidades del individuo, respetando sus gustos, hábitos, preferencias, condiciones económicas, biológicas y patológicas; y ajustan el mismo en función de los resultados, dificultades o situaciones que se vayan presentando en el proceso; acompañando además, cada encuentro con el paciente como una instancia educativa en pos de la promoción de hábitos de alimentación saludables.
Sin embargo, no todo es gris para estas aplicaciones. Si se tiene como principal premisa en su construcción y diseño que lo fundamental es la promoción de estilos de vida saludables, las apps podrían convertirse en un recurso valioso para la salud pública debido a su amplia implementación y bajo costo.
Por otra parte, los profesionales de la nutrición y los organismos de salud pública no podemos separarnos de lo que es tendencia en términos de alimentación y nutrición, sobre todo estas apps que son de uso masivo. Por lo tanto, es preciso optimizar los mecanismos de fiscalización y control de las aplicaciones móviles, para así poder utilizarlas como un recurso motivacional en algunos pacientes, principalmente al inicio de los tratamientos.
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