El Estado Argentino: el nuevo desafío ¿de quién?

7 de mayo de 2024

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Por Dr. Julio Romero: Docente e Investigador Universidad Siglo 21

Este año se conmemoran 214 años de la Revolución de Mayo en Argentina, este suceso se reconoce como uno de los principales hitos que marcaron el rumbo del proceso de independencia de la Corona Española, el inicio de una identidad propia y un Estado en constante transformación. La Revolución de Mayo, la independencia, la conformación del Estado-nación liberal y el granero del mundo, el Estado benefactor industrializado, el Estado neoliberal y el péndulo entre la reivindicación estatal y la profundización neoliberalizadora fueron procesos históricos, sociopolíticos y económicos que articularon intereses y configuraron un imaginario de Estado en cada momento.

Desde la revolución independentista hasta hoy, el país ha transitado diferentes sucesos que han puesto en tensión la idea de Estado y política, así como también su relación contractual con la sociedad. En una nueva realidad marcada por la postpandemia, cambio político y crisis económica, es oportuno desplegar un amplio abanico de preguntas para analizar e intentar comprender la situación actual.

Los procesos de configuración estatal emergen a partir de la articulación de múltiples factores. Si se considera en perspectiva, la magnitud de la transformación del Estado en la realidad varía según el tipo de país, su devenir histórico, cultural y su posición en el orden internacional de un contexto determinado. Los elementos que se destacan son el rol de los intelectuales o académicos y la incidencia de instituciones de referencia, el accionar de los principales líderes políticos y el desempeño de las organizaciones que materializan las ideas.

No obstante, el factor decisivo para estos procesos de transformación está relacionado con un momento de crisis. Allí se encuentra el escenario que contribuye a formar una nueva forma de estatidad. Bresser Pereira, economista brasileño conocido por sus contribuciones a la teoría económica y por su participación en la política brasileña ,señala que en la crisis financiera internacional de 1929, también conocida como la Gran Depresión de Estados Unidos, se expusieron las fallas del mercado en la distribución de los recursos. La respuesta fue la idea de un Estado presente en múltiples sectores. Asimismo, indica que la crisis de 1980, conocida como la crisis del Estado de Bienestar en los países centrales, mostró las fallas del Estado. En este caso, la respuesta, desde una perspectiva neoliberal, reveló la necesidad de reducir el funcionamiento estatal.

Estas iniciativas, traducidas en decisiones políticas, permeabilizaron los países, con sus matices y características, mostrando diversas perspectivas o respuestas para abordar la crisis a partir de una visión de Estado que va desde la extrema derecha hasta la izquierda. El aporte central del autor es que el Estado, a diferencia del mercado, es el único que garantiza derechos.

En el siglo XXI, diversos acontecimientos globales también han marcado tendencias significativas. En 2008, la Crisis financiera global o crisis de hipoteca subprime tuvo repercusiones en la gran mayoría de los países. Esta situación llevó a que la respuesta a la crisis se centrara en los rescates por parte de los Estados, a través de sus respectivos Bancos Centrales. Otro suceso importante fue la crisis sanitaria global y el contexto postpandemia, donde el Estado pasó de tener un papel protagónico, con aciertos y errores, a ser fuertemente cuestionado.

Este clima no es ajeno a la situación de los países de América Latina, y mucho menos a la de Argentina, que después de la pandemia y la elección de un nuevo gobierno nacional parece encontrarse en un momento de cambio. El presidente es considerado un outsider de la política, lo que pone en tensión la idea de Estado. En la agenda gubernamental se instala la discusión sobre el tamaño del Estado, debatiendo si debe ser reducido o ampliado, y si se deben recortar funciones o asumir un nuevo rol. Durante la cadena nacional realizada el 15 de abril, el presidente señaló, entre otras cosas, que "la era del supuesto Estado presente ha terminado", lo cual se suma a declaraciones previas que ponen en duda la necesidad misma del Estado.

En este sentido, resulta oportuno investigar la noción de Estado partiendo de los elementos esenciales que lo caracterizan: territorio, población y poder. A partir de estos elementos surge la idea de estatidad en el mundo moderno durante siglos, la cual en Argentina se remonta al Estado-nación configurado desde la Presidencia de Julio Argentino Roca en 1880, bajo el lema "Orden y Progreso". Lo central de este contexto es que la creación del Estado en el país respondió al interés económico y político de un sector social, motivado por la necesidad de integrarse en el mundo y, por ende, en el mercado internacional.

A pesar de la distancia temporal entre esa época y la actualidad, y considerando que el Estado mantiene una relación contractual imaginada, resulta interesante reflexionar sobre el contraste que presenta el presidente en relación con el Estado como institución. En la práctica, el Estado sigue siendo el actor central para llevar a cabo las acciones de gobierno, pero en el discurso parece ser el blanco de críticas. Ante esta situación, surge la pregunta: si no es el Estado, ¿Qué o quién debe abordar las problemáticas sociales, dirigir la economía, articular el capital y el trabajo, y garantizar la inserción en el mundo?

Tras 200 años del 25 de mayo de 1810 y el primer cuarto del siglo XXI, el Estado argentino enfrenta un nuevo desafío. Hoy en día, la realidad nos exige reflexionar, estudiar, comprender y debatir sobre el papel del Estado en la sociedad, dado que sigue siendo un actor central. Sería difícil imaginar una sociedad sin Estado.

Retomando los aportes de Bresser Pereira, esta función no es exclusiva del sector académico y la clase dirigente, sino que también compete a todos los sectores de la sociedad: empresas, organizaciones sociales, instituciones sociales, etc. A partir de esto, deberíamos imaginar una nueva estatidad, una construcción basada en una visión con elementos esenciales a considerar y consensuar. Para empezar, debemos reconsiderar que la sociedad es el elemento constitutivo central que origina la idea de Estado, planteando preguntas como: ¿Qué tipo de Estado necesita nuestra sociedad? ¿Qué tipo de Estado estamos construyendo? ¿Cómo queremos que funcione dicho Estado?