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La ciencia tiene rostro de mujer, pero voz de hombre: la desigualdad de género en Argentina

8 de febrero de 2025

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Por Macarena Perusset. Directora de Investigación. Secretaría de Investigación. Universidad Siglo 21.

A nivel global, las mujeres representan un tercio de los investigadores científicos. Este número se ha mantenido prácticamente inalterado en la última década, dando cuenta de la desigualdad de género –entre otras- que permea y persiste en ámbito científico. En nuestro país en particular, si bien la participación de las mujeres científicas coloca al país entre los más equitativos (6 de cada 10 investigadores son mujeres), lo cierto es que existen brechas importantes en los cargos jerárquicos más altos tanto en el campo científico como fuera de él, así como en algunas disciplinas tradicionalmente masculinizadas.

En este sentido, tanto en la producción como en la dirección de proyectos, podemos considerar una paridad entre mujeres y varones. En cuanto a las publicaciones científicas, las mujeres representan el 46.9% de los trabajos publicados en revistas de alto impacto clasificadas en Q1 y Q2, que agrupan a las revistas con mayor reconocimiento y calidad dentro de sus disciplinas. Además, su participación en la evaluación de proyectos alcanza el 49.5%, mientras que en la dirección llega al 53%. (Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, 2023). Sin embargo, lo cierto es que solamente el 30% de los puestos directivos en organismos científico-tecnológicos del país son ocupados por mujeres. De igual modo, en el sistema universitario solo el 12% de rectorados están a cargo de mujeres y apenas el 35% de los decanatos tienen presencia femenina. Si hacemos un recorrido por la administración pública, solo el 21% de los ministerios está liderado por mujeres y el 37% de las secretarías y 39% de las subsecretarías tienen mujeres a cargo (Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, 2023Si bien las mujeres dominan la presencia en la ciencia argentina, el techo de cristal persiste pues no llegan a los puestos más altos, ocupados por varones.

Estas brechas de género en ciencia no son resultado de diferencias innatas, sino de obstáculos sociales y estructurales profundamente arraigados en nuestra sociedad, como los estereotipos y normas culturales, escasos modelos de referencia, entornos laborales poco inclusivos y dificultades para conciliar la vida profesional y familiar. En este sentido, en los últimos años y particularmente luego de 2020, se ha comenzado a hablar de las “fugas del camino”, un fenómeno que muestra cómo disminuye la representación femenina en las distintas etapas de desarrollo profesional. Tomando desde la culminación del doctorado hasta la presencia en cargos directivos en el espacio público y privado, este patrón de fuga da cuenta de los desafíos que enfrentan las mujeres en su trayectoria científica profesional.

A este fenómeno se le suma la falta de representación de mujeres en disciplinas tradicionalmente asociadas a los varones como las ingenierías y tecnologías, las ciencias agrícolas, así como las ciencias naturales y exactas. Como resultado, no solamente los equipos son poco diversos, sino que la escasa representación femenina afecta la calidad investigativa. Distintos estudios demuestran que la diversidad propicia soluciones más creativas, el abordaje de problemas desde múltiples perspectivas y el incremento de la productividad colectiva. Para poder superar estas dificultades hacen falta políticas institucionales inclusivas, programas de mentorías, eliminación de sesgos, etc., lo que indica la necesidad de una transformación en la cultura organizacional que valore la riqueza de la diversidad. La ciencia –y el mundo- del siglo XXI necesita talentos, perspectivas y contribuciones de todas las personas.

Sin embargo, en el contexto actual de recorte presupuestario a la ciencia y de retroceso en las políticas de género y diversidad, la ciencia y el país enfrentan el riesgo de perder talentos increíbles, particularmente entre las jóvenes mujeres que son la fuerza vital de la ciencia argentina pues son quienes impulsan la investigación. La reducción en el financiamiento no solo afecta los proyectos actuales, sino que desalienta vocaciones científicas y compromete el futuro de la innovación en el país. En este escenario desafiante, Universidad Siglo 21 mantiene su compromiso con la ciencia gracias a un presupuesto específico que garantiza la continuidad de los proyectos en curso y permite abrir nuevas convocatorias. Nuestra prioridad sigue siendo atraer y retener el mejor talento académico, con especial énfasis en el empoderamiento de las mujeres científicas, para impulsar el avance tecnológico y el desarrollo de todas las áreas del conocimiento.