Formación continua, la clave del desarrollo profesional

10 de marzo de 2022

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Ana Tagliavini relata las herramientas que pudo incorporar en su proceso de formación continua, subrayando beneficios como la organización y dinamismo de la misma.

Tras graduarse de Abogada, Ana avanzó en su rumbo laboral, desempeñándose en tribunales y estudios jurídicos, hasta llegar a tener el suyo propio. La joven, viviendo en el interior, reconocía las dificultades para seguir cursando apenas finalizó su carrera de grado.

Además, consideraba que necesitaba consolidarse como profesional y “tener un poco más de calle” –en sus palabras-, antes de continuar sus estudios, pero una vez que se sintió lista supo que era el momento de incrementar su capacitación.

“Decidí que no quería quedarme solo encasillada en el Derecho Laboral que era a lo que me dedicaba”, cuenta y agrega: “Empecé a averiguar y me pareció que la Maestría en Derecho Procesal era ideal porque se abordaban bastantes áreas y a su vez era específica”. Así, inició su camino en Siglo 21, del cual destaca: “Me sirvió no solo a nivel práctica; también empecé adscripciones, entonces para la formación docente que me interesa significó muchísimo”.

En la misma línea, señala que a lo largo de la cursada pudo incorporar “herramientas del Derecho Civil, argumentación, impugnación”, las cuales les permitieron plantear novedosas técnicas en su ámbito. Asimismo, remarca el uso de casos prácticos para reforzar los conocimientos. “Se trabajó mucho con jurisprudencia, planteos por asimilación traídos de otros fueros que sirvieron un montón para ampliar el panorama”, asegura y añade también: “A nivel actualidad y calidad se vieron temas espectaculares”.

A su vez, afirma la diversidad de profesionales que conformaron al grupo, tanto penalistas, civilistas, laboralistas, jueces, abogados, gente de administración pública, entre otros. “El grupo humano fue espectacular –celebra-, con gente distinta e interesante, que generaba un buen feedback con los docentes y hacía que todos estemos predispuestos a intervenir”. Por otro lado, en cuanto al interés por la enseñanza que se gestó a medida que avanzaba en la Maestría, relata que se vinculó con la modalidad del dictado de clases que plantea la Universidad. Al respecto felicita el uso del modelo pedagógico de aula inversa, que posibilita “otro nivel de interacción con profesores y el material”.

“Uno así se involucra más y son horas que suman, algo fundamental cuando uno también trabaja y el tiempo vale oro. Es valiosísimo eso y la organización que prima en los docentes”, reflexiona y cierra: “Recomendé la Maestría a varios colegas que la hicieron y otros que la harán próximamente”.

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