Bioeconomía y nueva normalidad: construir el mundo que viene
16 de abril de 2021
Especialistas en producción, medio ambiente e innovación tecnológica dialogaron sobre el futuro del trabajo, economía circular, uso responsable de los recursos naturales y transición energética, como parte de los desafíos de la agenda de hoy.
Especialistas en producción, medio ambiente e innovación tecnológica dialogaron sobre el futuro del trabajo, economía circular, uso responsable de los recursos naturales y transición energética, como parte de los desafíos de la agenda de hoy.
Al igual que el inicio del Siglo XXI, la pandemia del coronavirus marca un antes y un después en los modos de pensar sobre el mundo productivo que habitamos, con la tecnología y la innovación como principales instrumentos frente a los nuevos retos. En este marco se desarrolló el encuentro "Bioeconomía, transición energética y nueva normalidad. Los desafíos que la agenda impone".
De la charla moderada por Enzo Moriconi, Director de Promoción Científica del Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Provincia de Córdoba, participaron el ingeniero Andrés Aguilar Benítez, la Mgter. Carolina Ulla y el Mgter. Andrés Pallaro, que desde sus experiencias compartieron ideas para pensar los desafíos del mañana.
Para Andrés Benítez, ingeniero industrial y director del establecimiento agropecuario cordobés Las Chilcas, pensar en economías circulares es una salida imperante frente a un contexto de uso indiscriminado de los recursos naturales. Esta forma de producción circular tiene por objetivo reducir la producción de desechos desde un paradigma de ecología industrial, donde los residuos son aprovechados para que no contaminen la biosfera.
En su caso, Las Chilcas aplica este modelo productivo mediante una bioindustria, donde cada componente le brinda armonía al sistema de economía circular con el maíz como principal protagonista del proceso de producción. "Somos una empresa familiar agropecuaria con 11.600 hectáreas en la provincia de Córdoba, con cinco unidades de negocio que incluyen producción agrícola y ganadera", explica.
En Las Chilcas, el componente que le da sentido al ciclo circular es un biodigestor que permite que cada etapa de la producción (ganadería, agricultura y una pequeña planta de bioetanol) sea aprovechada sin generar desperdicios. "En nuestra empresa la economía circular comienza desde el grano de maíz que va a la destilería de alcohol, sigue con los subproductos del alcohol que son la burlanda y la linaza, los cuales llegan como alimento a los animales, y los subproductos de los animales -estiércol bobino y porcino- van al biodigestor que los transforma en materia orgánica para fertilizar la tierra y volver a sembrar maíz", explica.
Para Benítez, es importante lograr "ser sustentables ecológicamente y hacer foco en el respeto de los recursos naturales". "Nosotros fomentamos la producción de maíz y evitamos el monocultivo de soja. Además, aportamos al medio ambiente reteniendo gases de efecto invernadero y generamos trabajo de calidad en la zona. Sería muy bueno que este tipo de proyectos federales se fomenten más en Argentina".
"No se trata de dejar de producir, sino de producir inteligentemente"
La Mgter. Carolina Ulla es Directora de la Licenciatura en Ambiente y Energías Renovables de la Universidad Siglo 21 y socia de Aero-Sustentable, desde donde acompaña a organizaciones en la transición energética y hacia modelos de economía circular.
Desde su perspectiva, es importante tener en cuenta los últimos datos sobre el uso de recursos a escala mundial, para prever una planificación adecuada sobre las posibilidades de producción energética y desarrollo económico en cada comunidad. "Si partimos de que en el mundo somos 7.400 millones de personas y para el 2040 vamos a ser 9.000 millones, debemos saber que la demanda mundial de energía aumentará a más de un 70%", señala. Para Ulla, es fundamental comprender que para impulsar las economías se requieren recursos, pero también energía que pueda dar respuesta a esa productividad. "Hoy la humanidad está consumiendo muy rápido los recursos contra la capacidad efectiva de regeneración de la tierra, y esto nos trae consecuencias muy visibles", advierte.
Frente a problemáticas como el calentamiento global y el cambio climático, "tenemos que comenzar a pensar localmente. Son las ciudades y los municipios quienes también tienen que empezar a trabajar. Las economías circulares tienen mucho que ver con esto".
Ulla pone en cuestión el modelo de economía lineal extractivista, que extrae materia prima para generar un proceso productivo sin contemplar el consumo rápido del producto y la generación inmediata de basura. En este sentido, se refiere al término "obsolescencia programada", en relación a los productos que cumplieron su vigencia o tiempo programado para seguir funcionando. "Su producción implica la extracción de grandes recursos naturales para que en instantes los utilicemos y desechemos. Ejemplos de esto son la ropa, bolsas, tecnología, etc”, explica.
Desde su mirada, "no significa dejar de producir sino producir inteligentemente y hacer un uso racional de los recursos". Y agrega: "la economía circular tiene la particularidad de ser restaurativa y regenerativa. Pero además de su diseño, necesita de innovación, tecnología y financiamiento para seguir aprovechando las posibilidades camino hacia una mayor eficiencia energética".
"Combinar la tecnología con un modelo más humanista y sustentable"
Andrés Pallaro es Magíster y Director del Observatorio del Futuro de Siglo 21. Desde su mirada, "el fin del Siglo XXI y la cuarta revolución industrial nos encuentran en un gran desafío", con la pandemia en el centro de discusión acerca de qué es lo que va a cambiar y qué se acelerará. "Está claro que vivimos un momento bisagra para repensar el futuro del trabajo", asegura.
Pallaro habla del "Tecnohumanismo" como un paradigma desde donde pensar los empleos del futuro que el mundo y la sociedad necesitan para seguir funcionando. "Se trata de combinar nuestros talentos y capacidades de la manera más dinámica con lo que la tecnología nos provee". Para Pallaro, “tenemos que generar el cambio para que el mundo no nos sorprenda. Hoy son más preguntas que respuestas, pero debemos ponernos en acción".
Sobre esta base, asegura que "no habrá sectores inmunes" en la cuarta revolución tecnológica y de la inteligencia artificial: "a diferencia de otros momentos de ruptura, esta revolución es de mayor impacto y no reconoce límites. El trabajo del futuro requiere de imaginación, diseño, nuevos modelos de negocio y regulación"
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