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23/10/2025 3 min para leer

Arritmia informativa: Cuando la información late fuera de control

Arritmia informativa: Cuando la información late fuera de control
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Vivimos un tiempo donde la inteligencia artificial y las plataformas digitales han llevado la generación de contenidos a un nivel exponencial. Se multiplican imágenes, audios, textos y videos a un ritmo nunca antes visto. Sin embargo, la capacidad de las personas para consumir, comprender y procesar esta marea informativa sigue siendo limitada, humana, lineal. Esa diferencia es lo que me gusta llamar Arritmia Informativa: un latido desacompasado en el corazón de la comunicación global.

 

La política en clave de arritmia

En épocas de elecciones, esta arritmia se vuelve peligrosa. La producción de mensajes se dispara, pero no para generar claridad sino para sembrar ruido y confusión. La crítica se exacerba, las fake news se multiplican y la información pierde veracidad en el mismo momento en que más la necesitamos.

En esta lógica, el exceso no es inocente: cuanto más saturada está la sociedad, más difícil se vuelve distinguir lo verdadero de lo falso. La arritmia es aprovechada como táctica: distraer, fragmentar y desorientar para que lo importante quede oculto bajo capas de mensajes irrelevantes.

Sociedades y economías vulnerables

En contextos de debilidad social o económica, la arritmia informativa golpea aún más fuerte. Allí donde las instituciones son frágiles, el exceso de contenidos sin control alimenta la economía del engaño: promesas falsas, estafas digitales, desinformación planificada y manipulación emocional.
Las economías débiles son terreno fértil para narrativas simplistas y falsas soluciones amplificadas por algoritmos. Y en ese latido irregular, quienes buscan beneficio propio encuentran un ecosistema perfecto para prosperar a costa de la confianza social.

 

La economía de la atención: combustible de la arritmia

No podemos olvidar que la atención es hoy uno de los recursos más escasos. La llamada economía de la atención compite por segundos de mirada, clics, likes o compartidos. En este escenario, el contenido deja de aspirar a ser profundo o veraz: su misión es interrumpir, captar y retener aunque sea de manera efímera.
La arritmia informativa se potencia porque la gente no solo recibe más de lo que puede asimilar, sino que además su capacidad de concentración está fragmentada. Vivimos en una especie de taquicardia comunicacional: un ritmo frenético que nos impide pensar con calma.

 

¿Cómo se regula este corazón descompasado?

En medicina, las arritmias se tratan con marcapasos, medicamentos o intervenciones que buscan devolver el equilibrio. En la comunicación, quizás el equivalente sea:

  • Curaduría responsable de contenidos: más filtros, menos ruido.
  • Educación digital: entrenar la mente para distinguir latidos reales de pulsos engañosos
  • Ética en el uso de la IA: que la tecnología no solo multiplique mensajes, sino que también ayude a ordenar y validar.

El desafío no es menor: cómo devolver el ritmo saludable al corazón informativo de la sociedad. Porque cuando la información late fuera de control, no solo sufrimos confusión: se pone en juego la salud democrática, la estabilidad económica y la confianza social.

La arritmia digital no es un fenómeno lejano: está aquí, ahora, en nuestros feeds, en los debates públicos y en nuestras conversaciones cotidianas. Y como toda arritmia, si no se atiende, puede transformarse en una crisis mayor.

Por eso creo que los comunicadores tenemos un rol esencial. Ser puentes de entendimiento. La Comunicación es Conversación. No se trata solo de posicionar mensajes o marcas, sino de construir relaciones de largo plazo con las audiencias. En definitiva, de construir confianza. 

Comunicar es también reputación cuando somos dueños de lo que callamos y esclavos de lo que decimos.

Por eso, hace tiempo me propuse algo tan simple como detenerme diez minutos cada mañana antes de abrir el celular. Escuchar antes de emitir. Leer antes de opinar. En ese silencio encuentro mi propio marcapasos comunicacional: el que me recuerda que la comunicación también necesita respirar.

Director de las diplomaturas y certificados de comunicación y marketing digital de la Universidad Siglo 21 Presidente de la Comisión de Consultoras del Consejo Profesional de Relaciones Públicas y Comunicación Miembro de la Comisión Directiva de Interact Argentina Creador de #REC, la Red de Entidades de Comunicación CEO de Mazalán Comunicaciones

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